Tim creció en una familia de clase media en Kansas City, donde su padre dirigía un taller sindicalizado de herrería. Era una pequeña empresa familiar, donde su madre era la mejor vendedora y él y sus hermanos ayudaban durante los veranos y los fines de semana. Sus padres, Al y Kathy, le enseñaron a Tim sobre el valor del trabajo duro, ser amable y, lo más importante, servir a los demás.

Mientras estaba en la facultad de Derecho, Tim tomó un año sabático para ser voluntario como misionero en El Progreso, Honduras. Allí, enseñó a los niños a soldar, una destreza que había aprendido durante los fines de semana y los veranos en el taller de su papá. También pudo ver de primera mano un sistema en el que las pocas personas en la cima tenían todo el poder, y todos los demás se quedaban atrás. Esta experiencia consolidó la dedicación de Tim para luchar por la justicia social y la igualdad para todos, una misión que compartiría con su esposa, Anne Holton.

Después de la escuela de Derecho, Tim y Anne se mudaron a Richmond. Comenzaron una familia, se unieron a su iglesia e hicieron un hogar junto con sus tres hijos. (Dato curioso: todavía viven en la misma casa que compraron juntos hace más de 25 años). Tim trabajó como abogado de derechos civiles, representando a personas que fueron discriminadas por los bancos y los arrendadores, las inmobiliarias y los gobiernos locales, cualquiera que tratara a las personas injustamente. A menudo, su trabajo lo llevaba a las reuniones del Concejo Municipal, donde planteaba los problemas con los que estaba tratando en nombre de sus clientes, y después de 10 años trabajando como abogado de derechos civiles, Tim decidió postularse para el Concejo Municipal. Tocó en todas las puertas de los hogares en su distrito y ganó por solo 94 votos.

Tim luego se convirtió en el alcalde de Richmond, donde se centró en unir a las personas. The New York Times calificó a Tim como “instrumental para superar la división racial de la ciudad”. Se convirtió en el 70° gobernador de Virginia, un trabajo donde dirigió el estado durante la peor recesión del país en 70 años, logrando el reconocimiento nacional: bajo el liderazgo de Tim, Virginia ganó reconocimiento por su clima favorable a los negocios, administración innovadora y estrategias exitosas para el éxito de las familias y de los niños.

En el Senado, Tim ha mantenido su lucha para llevar adelante a Virginia. Ha aprobado legislación para reducir el desempleo de los veteranos, financiar investigaciones sobre el cáncer infantil, proteger los espacios abiertos, proporcionar mejores herramientas para enfrentar el asalto sexual en el campus, ampliar la educación profesional y técnica y finalmente obtener el reconocimiento federal para las tribus indígenas de Virginia. Y defiende la igualdad para las mujeres, ampliar el acceso al cuidado médico, las reglas con sentido común sobre las armas de fuego, la lucha contra el cambio climático y la reforma de la justicia penal. Él extiende la mano a los políticos del partido contrario, para encontrar terreno común cada vez que puede, pero nunca duda en oponerse a los esfuerzos para dividirnos.

Tim ama a sus tres fantásticos hijos, ya adultos (un infante de marina, un trabajador de cuidado infantil y una actriz), y le encanta el béisbol, acampar, su parroquia local, y leer todo lo que encuentra. También está obsesionado con escuchar y tocar música. Si él está en el auto, está escuchando viejas canciones a todo volumen. Si él está en un espectáculo, incluso puedes encontrarlo en el escenario, sentado con la banda tocando la armónica. Algunos de sus favoritos son The Replacements (“Son una gran historia de personas que tenían una sinergia creativa, donde el todo era mayor que la suma de las partes”), Charlie Parker (“Él era como, ‘Esta es la forma en que yo lo escucho y así es como voy a tocarlo, te guste o no”) y The Carter Family (“Realmente despertaron mi fascinación por la música de la montaña y el ‘bluegrass’".)